jueves, 6 de marzo de 2014


Al observar la emotiva reacción de los niños Kichiro toma la decisión de enseñar a las personas estrategias de aceptación y aprecio de los seres de la naturaleza. Para conseguir dicho objetivo, decide embarcarse y comenzar su travesía en una pequeña canoa con redes, esperando conocer personas que mejoren su trato a los animales y demás seres de la naturaleza.  Se despide de su madre y de su padre quienes muy tristes le aconsejan sobre los cuidados que debe tener. Ellos, le empacan en una pequeña talega algunos alimentos y herramientas útiles para su supervivencia.

Kichiro empieza un recorrido lleno de aventura y después de navegar durante todo un día y admirar hermosos paisajes, encontrándose cansado decide tomar un lugar como posada.  En el fondo se siente el angustioso y repetido chillar de un animal, al entrar en una cabaña que llama su atención, se da cuenta que su habitante es un perrito maltratado y amarrado. El protagonista de nuestra historia decide soltarlo rápidamente para aliviar su tortura y nuestro personaje doméstico decide velozmente saltar a sus brazos, con grandes lambetazos que lavan su rostro.




Kichiro se acerca a un aljibe cercano de donde recoge un poco de agua, saca de su talega una hogaza de pan y se la da mientras que sorprendido le dice

                 - ¿Dios….Quién te ha hecho tanto daño?....

Por unos cuantos minutos se queda pensando y menciona:

              -¿Qué nombre te pondré?...¿A qué te pareces??? Tritón….No no….Ícaro….No…no…¡Jimbo!...               por tus grandes orejas.

Kichiro después de alimentarlo se dispuso a desamarrar a Jimbo ya que los lazos lastimaban las extremidades del cachorro.  Cuando de pronto, sintió unas grandes pisadas que se aproximaban, Kichiro palideció y se quedó en un profundo silencio….

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